Ya son varias las personas a las que he escuchado decir que no suelen entrar a cotillear sus redes sociales porque cada vez que lo hacen su autoestima acaba por los suelos.
Que si fulanita (que se dedica exactamente a lo mismo que tú) es LA MEJOR en lo suyo.
Que si menganita vende siempre todas las plazas de sus cursos sin esfuerzo.
Que si sotanita, que acaba de empezar y no tiene casi experiencia, ya ha llegado a cifras de facturación con las que tú todavía sueñas…
El postureo digital pone a prueba hasta la más fuerte de las autoestimas.
Te metes en Instagram y te da la impresión de que la vida de los demás le pega cien vueltas a la tuya.
¡Qué depresión!
Lo peor del caso, no es solo que puedes estar comparándote con personas que tienen una vida, circunstancias y momento vital totalmente distinto del tuyo…
Sino que en muchos casos todo ese «exhibicionismo digital» es un engaño.
Se ocultan las limitaciones, se elimina los defectos…y todo es glamour, purpurina y unicornios de colores.
Y no me refiero solo a que lo que se muestra es una parte minúscula y sesgada de la realidad…
Nops.
Sino que hoy en día tooooooodo es falseable.
- Aspecto físico.
- Número de seguidores.
- Contactos.
- Likes.
- Localización geográfica…
Si no te gusta la vida que tienes, ¡puedes inventártela!

¿Lo ves?!?!!?!?
Hoy en día puedes aparentar lo que te dé la gana:
¿Este año te toca quedarte sin vacaciones?
Sin problema, aquí pueden hacerte todo un álbum de fotos para que presumas de viaje a Las Vegas, París o dónde te apetezca.
¿Qué hace siglos que nadie se acuerda de ti?
Puedes hacerte la interesante y generar «pantallazos» de conversaciones que nunca has tenido.
Es muy fuerte esto eh!!!
Me gustaría pensar que cada vez somos más críticas y el brilli-brilli ha dejado de cegarnos…
Pero si alguna vez una de esas fotos o publicaciones te hace sentir pequeñita:
Recuerda que no tiene ningún sentido compararte, y mucho menos si te estás comparando con algo que no es ni real.
En RRSS es muy fácil manipular la impresión que la gente se lleva de ti.
Cuanto más exhibes algo que no tienes, más se resiente tu autoestima.
Tus defectos, limitaciones y tropiezos son lo que te convierten en alguien real.
Y que es mucho mejor ser, que parecer.
Dicho esto, si en algún momento experimentas algún tipo de envidia o celos, plantéate si es porque se trata de algo que realmente quieres conseguir.
Porque si es así, tómatelo como una señal de que ¡debes ir a por ello!
Y si lo que necesitas ahora es echarte unas risas y poner todo ese postureo en perspectiva, aquí tienes un par de enlaces que te sacarán más de una sonrisa:
Besotes!!! Neus-antiinfluencer-Virgili |
Hola Neus!
me encantó tu post!
Las redes sociales pueden ser muy engañosas y peligrosas para nuestra autoestima.
La verdad yo prefiero tener 1.000 seguidores que realmente quieran seguirme y estén interesados en lo que publico que tener 10.000, y que mis cuentas sean un cementerio como pasa con muuuchoss perfiles por ahí afuera.
un abrazo fuerte desde Hamburgo!
Carina
Hola Carina! Muchísimo!! Cada día veo más casos que darían para ampliar este post con ejemplos de lo más absurdo. El problema es cuando no vemos el absurdo y pensamos que eso es lo normal, habitual, deseable. Confío en que poco a poco cada ver será más evidente toda esta farsa y exageración 😉 Besotes!!!