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Neus Virgili

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Qué hacer cuando las cosas no van como habías planeado

by Neus Virgili Dejar un comentario

Hay veces en que sencillamente las cosas no van como habías planeado.

  • El día que toca hacer ese gran webinar que llevas semanas organizando, tu router decide hacerse el harakiri y dejarte sin conexión.
  • La semana que tenías planeado grabar del tirón varios episodios para tu podcast, pillas el resfriado del siglo.
  • Justo en medio de uno de esos lanzamientos en los que te juegas la facturación trimestral, un virus estomacal decide instalarse en tu casa.
  • La vez que decides currarte un mega ofertón (reventando precios) para ver si así consigues llegar a más gente, consigues dos míseras (y desmoralizadoras) únicas ventas.

Todas hemos tenido épocas en las que Murphy se ha ensañado con nosotras.

Rachas en las que todo lo que podía ir mal, iba peor.

Momentos en los que hemos empezado a preguntarnos por qué tenía que ser todo taaaaaan difícil.

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Algunas veces lo atribuimos a la mala suerte, otras a la falta de experiencia o conocimientos…

Pero lo cierto es que hay momentos en que llegas a estar tan decepcionada con tu falta de resultados, que es inevitable que empieces a dudar de tus propias capacidades.

¿Seré capaz de hacerlo?

¿Tengo lo que hace falta?

¿Y si todo esto son señales que me indican que debo abandonar?

Tener un mal día no te define, lo que marca la diferencia es qué haces al día siguiente

El verdadero reto está en cómo manejamos todas estas zancadillas que nos pone la vida.

Todas pasamos por épocas en las que las cosas no van como habíamos planeado.

Es normal.

Es normal sentir miedo, dudas, cabrearte…

Realmente sí, molaría hacerlo todo bien a la primera, pero cuando esto no es así, tampoco se acaba el mundo.

Algunas experiencias decepcionantes son inevitables.

Es por eso que la capacidad para superar las decepciones es fundamental en el día a día de cualquier emprendedora.

Puedes planificar con precisión milimétrica, pero eso no te asegura que todo vaya a salir como habías imaginado.

Entrar en el por qué, por qué a mí, POR QUÉ A MÍ, no servirá de nada.

Lo importante aquí es transformar estos sentimientos en acción, y para ello te vendrán genial estos consejos:

Revisa tus expectativas

Si te has pegado un buen batacazo emocional, entonces es que había unas expectativas que no se han cumplido, así que es fundamental hacerte algunas preguntas:

¿Cuáles eran tus expectativas?

¿Qué esperabas que sucediera?

Puede que al verbalizar en voz alta tus expectativas y poder oírte «desde fuera» (esto es imprescindible) empieces a tener una ligera idea de lo que puede haber pasado.

¿Era realista o te habías flipado por completo?

¿Era razonable o fue fruto de un subidón de confeti y purpurina?

¿Era algo alcanzable o necesitabas que todos los planetas se alineasen para conseguirlo?

Es frecuente marcarnos expectativas poco realistas, basadas en lo que nos parece que deberíamos conseguir, en lo que hemos visto que otros han conseguido, en lo que se supone que…

Asegúrate de tener expectativas originales, que sean 100% tuyas y que estén teniendo en cuenta tu situación y realidad actual.

Si estás puérpera perdida y te pasas el día con la teta fuera, olvídate de trabajar ocho horas (u ocho minutos), sin sufrir ninguna interrupción.

Si tienes una lista de suscriptores que justo llega a las 100 personas, olvídate de ganarte un sueldo vendiendo infoproductos a 7 euros.

Si llevas dos meses con tu proyecto, olvídate de conseguir los números y el alcance de las personas que tienen una larga trayectoria y un negocio consolidado.

Y si tus expectativas eran realistas, ¿qué ha pasado?

¿Se te ha ido la olla y no le has dedicado el tiempo que era necesario?

¿Los miedos e inseguridades han hecho que te pasaras el día procrastinando?

¿O es que han sucedido cosas que no podías controlar?

A veces tus expectativas serán de lo más razonables y simplemente te encontrarás con que la vida tenía otros planes para ti…

Pero si el batacazo que te has pegado tiene que ver con tus flipadas mentales o con una auto-exigencia desmesurada, empieza por ajustar tus objetivos a tu realidad actual.

Insisto, no toda la vida va a ser igual, ni tus expectativas van a mantenerse por debajo de lo que te gustaría, pero es imprescindible que te asegures que son realistas y están 100% alineadas con tu momento vital actual.

Identifica cómo has llegado hasta aquí

Admitir que hay un problema es el primer paso para poder solucionarlo, nunca podrás solucionar lo que te niegues a aceptar.

Es normal (y cómodo) pensar que el problema está fuera de tu control, que te ha sucedido a ti, que ha sido mala suerte o que no había nada que pudieras hacer…

Pero es probable que algunas cosas las pudieras haber previsto e incorporado a tu planificación, obteniendo así resultados distintos.

A eso se le llama ser proactiva 😉

Pero si realmente no había forma humana de que tú pudieras ejercer ningún tipo de influencia sobre lo que ha sucedido, ¡fíjate bien en qué puedes hacer para que no vuelva a suceder!

Un error no es más que una oportunidad de aprender y ampliar tu experiencia.

Toma nota de todo lo que ha pasado, y al menos evitarás que la misma situación vuelva a pillarte por sorpresa.

IMPORTANTE: Cuando hablamos de que las cosas no van como habías planeado es imprescindible que haya existido un plan. 

A ver si las cosas no han ido como «habías planeado» pero lo que te habías limitado a imaginar algo que te gustaría y habías lanzado un deseo al universo.

Que la ley de la atracción ha hecho mucho daño!

Recuerda que todo esto también pasará

Nada puede resistirse al cambio.

Si las cosas te van estupendamente bien, en algún momento irán a peor.

Si ahora sientes que has pisado mierda, en algún momento llegará la buena suerte.

A veces lo que te suceda será divertido y te acercará a tus metas y otras veces sentirán que has perdido varias posiciones.

Hay veces en que hay que retroceder para avanzar.

Así que cuando las cosas te vayan de coña, aprovecha, saca el máximo partido a la situación.

Y cuando sientas que no es tu momento y que nada va como te gustaría, concéntrate en cómo reconstruir lo que se ha desmoronado.

No puedes cambiar lo que ha sucedido, pero sí cómo vas a reaccionar

Cuando realmente se trata de algo fuera de tu control, lo único que puedes controlar es tu reacción ante la situación.

Ojo, tener una actitud mental positiva no provoca una avalancha de abundancia en tu vida, pero sí que tú puedas sobrellevar mucho mejor toda la mierda que te toca pisar xD

Y no me refiero a que entres en modo good vibes y te fuerces en ver un lado positivo, porque tal vez no estás en situación de verlo, o realmente no haya absolutamente nada bueno en lo que te ha sucedido!!

Pero sí puedes escoger cómo lo vas a vivir, aunque ahora mismo estés mega cabreada contigo misma y con el universo.

Aceptar que te sientes mal, que tienes pensamientos que no querrías tener, que te estás auto-machacando… Forma parte también del crecimiento personal.

Aprender qué puedes hacer distinto la próxima vez está bien, pero no hay nada de malo en que te permitas cagarla mil y una veces más.

Que de lo que se trata es de tener claro que la vida es un proceso de crecimiento y aprendizaje constante que se nutre de nuestros errores y tropiezos.

Si quieres aprender, equivócate mil veces, equivócate cuanto antes, pero equivócate.

Porque si nunca haces nada mal, probablemente no estés haciendo tampoco nada memorable y hayas quedado atrapada en tu zona de confort.

Decide qué vas a hacer a partir de ahora

Tienes 3 opciones:

Opción A) Seguir en la misma línea a ver si esta vez sí lo consigues.

Esta puede ser una buena opción si lo tenías todo claro y bien ajustado, y una situación familiar totalmente anormal e imprevisible se cargó tu planificación…

O si te quedaste sin internet, sin luz y sin PC la misma semana.

Si tenías la idea, la posibilidad, las habilidades, las ganas y la capacidad, pero algo realmente ajeno a ti te puso la zancadilla, adelante con la segunda intentona.

Opción B) Cambiar de ruta manteniendo el objetivo.

Esta opción es estupenda si tienes claro lo que quieres conseguir, pero te has dado cuenta de que te faltaban medios, tiempo, experiencia, conocimientos o habilidades.

Si hay algo que «te falta», no tiene sentido seguir tropezando con la misma piedra una y otra vez.

Busca otras formas de llegar a tu destino, investiga qué te falta añadir en tu equipaje, da un rodeo o busca nuevos compañeros de viaje.

Se trata simplemente de recalcular la ruta. 

Quizás implicará más kilómetros, más peajes, más idas y venidas, pero el destino (y la recompensa) seguirán siendo el mismo.

Opción C) Reajustar o redefinir tus objetivos por completo.

No se trata de tirar la toalla, sino de conectar con tus verdaderos deseos.

Tal vez te hayas dado cuenta de que estabas intentando cumplir las expectativas de otras personas.

Tal vez te hayas dado cuenta de que no habías formulado bien tus metas y objetivos.

Tal vez te hayas dado cuenta de que realmente esto no es importante para ti en estos momentos.

O tal vez te estabas saltando pasos y debas poner el foco en otros objetivos que debes alcanzar como paso previo a lo que te habías propuesto.

Yo misma soy muy cabezona y no me rindo fácilmente, pero cuando algo no funciona, lo mejor es buscar una solución inteligente y sí, redefinir tus objetivos puede que sea la decisión más acertada en estos momentos.

Ojalá todas las excursiones fuera de nuestra zona de confort salieran bien a la primera pero si no es así, NO PASA NADA.

La próxima vez que las cosas no vayan como habías planeado, ten a mano esta lista de consejos, deja de machacarte y utiliza toda esta información para recuperar el foco, expandir tu zona de confort y seguir avanzando.

PD:  Si te cuesta levantarte tras cada tropiezo, te sientes sola emprendiendo online y te gustaría contar con el apoyo y la inspiración de otras emprendedoras, te recomiendo que le eches un vistazo a La Comunidad SMART.

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Archivado en: Autodescubrimiento, Mentalidad Etiquetado con: errores, expectativas, fracaso, mentalidad, Planificación

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